domingo, febrero 04, 2007

Patriotismo Económico

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Debemos proteger el empresariado progresista del país. Principalmente aquellos que hacen esfuerzos por mejorar, a través de la inversión en capital humano, tecnologías e innovación en sus procesos productivos

Por Milton Morrison

-DE EL CARIBE, MATUTINO DOMINICANO-


El Patriotismo Económico, como lo planteara el diputado francés Bernard Carayon en su informe sobre inteligencia económica, competitividad y cohesión social, puede servirnos de algo, sobretodo por encontrarnos en la antesala del DR-Cafta. Carayon, lo definió como la garantía de la cohesión social, donde toda Francia debía obrar a favor de sus intereses económicos, de tal forma que sus empresas pudiesen establecerse en países emergentes donde existen mercados potenciales importantes para conquistar.

En el caso dominicano, es preocupante el hecho de que muchas empresas no lleguen a niveles de competitividad que le permitan sobrevivir en la economía de mercado altamente competitiva que nos traerá el TLC. Debemos proteger el empresariado progresista del país.

Principalmente aquellos que hacen esfuerzos por mejorar, a través de la inversión en capital humano, tecnologías e innovación en sus procesos productivos.

¿Qué hacer para ayudar el aparato productivo nacional en circunstancias amenazantes? Primero, fomentar la reconversión industrial cognitiva, vista ésta como la combinación del factor humano con la tecnología siendo sus ejes centrales el conocimiento y la creatividad.

Segundo, propiciar un movimiento hacia un patriotismo económico desde el punto de vista de la demanda que modifique el comportamiento de los consumidores para favorecer los bienes y servicios producidos en el país, cuyos niveles de calidad, y de ser posible los precios, compitan con los importados.

No nos referimos a la implementación de prácticas proteccionistas o dumping, ambas consideradas desleales a la luz de los acuerdos comerciales suscritos con otros países.

Ni mucho menos a la intervención del gobierno, claro ejemplo de deficiencia gerencial.
Más bien, hablamos de un patriotismo económico que incentive la competitividad.

Tercero, identificar las ventajas comparativas de los mercados norteamericano y centroamericano, para luego convertirlas en ventajas competitivas.

Es decir, especializar segmentos de producción nacional donde nuestros rivales son menos productivos, para luego diferenciarnos de tal manera que la rentabilidad de dichos sectores esté por encima de la rentabilidad media de la competencia.

Ante los retos que nos presenta el DR-Cafta, la competitividad vista en su espectro más amplio, acompañada al patriotismo económico asumido por los consumidores, han de ser parte de la estrategia que ayudará los sectores productivos a sobrevivir ante el intercambio comercial con los otros países signatarios del acuerdo.

Milton Morrison es ingeniero
miltonmorrison@gmail.com


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