sábado, julio 28, 2007

RETRATO SIN RETOQUE

El impacto de la inmigración dominicana en Estados Unidos y el sentido de modernización
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Del Portal Primicias, Santo Domingo.
Por Roberto Rímoli

“Cuanto más me declaro la guerra a mi mismo, más paz tengo. (Padre Nieto, SJ.) El dominicano en los Estados Unidos de Norteamérica constituye hoy en día uno de los sustentos básicos de nuestra economía a la vez que una categoría que ciertamente, si bien no formulada en términos conceptuales, es determinante en la vida cotidiana de todo dominicano, ya sea por los lazos familiares que con ello se ha establecido, ya sea por la influencia cultural y económica que se reciba.

A pesar de la tradicional comunicación entre República Dominicana y Estados Unidos, se ha establecido la emigración como problemática, produciéndose el fenómeno durante los años de la década de los 60' en momentos en que el estado dominicano se encontraba en proceso de redefinición después de la muerte de Trujillo.

Son momentos de reconformación de lo social, de la revolución de las aspiraciones, sobre todo durante el primer período de Joaquín Balaguer, (1966-1970) cuando el American Style of Life con todo el Apolo 11 en el espacio motiva una visión magnificada del papel de los Estados Unidos. Puede decirse que este país -sin temor a equivocarme—es el amortiguador y el productor a la vez, de nuestra crisis.

Sin caer en el reduccionismo o en el causalismo, mientras por una parte República Dominicana va cayendo en las redes del capital financiero de los Estados Unidos con la concesión de explotación del sector bancario, el minero y hasta el cañero, por otra parte se va convirtiendo en la tierra de promisión para los dominicanos que no cuentan con su antiguo medio de producción -la tierra- y que plantean un mejor modelo de vida.

La emigración será un factor permanente y se irá incrementando con el devenir de los años 70, hasta alcanzar a finales de esta década una conciencia de identidad que la hará también devenir como propia en su interior.

Ya el "hablar dominicano" no será recusado. La vitalidad de nuestra expresiones y en especial del merengue, no será muestra de ello.

En relación al proceso de modernización en República Dominicana, para establecer una dirección de la emigración, tendríamos que tener sumo cuidado en la formulación del cuestionamiento dado, ya que previamente se debería tener un punto común respecto a la definición de "modernización."

Por el momento pienso que los efectos de la emigración residen, aparte de lo económico ya señalado en la imantación cultural, en la presentación o asimilación de lo moderno y lo adelantado al modelo que brindan los Estados Unidos en función de la diversidad de empleos especializados, sub-especializados o no, que trazan la pauta de un nuevo modus vivendi.

En cierta medida tendríamos a un saber alienado, a la formulación de consignas que en términos de los paradigmas existenciales, no representan más que evidentes alienaciones luengamente planteadas por muchos otros autores.

Cada uno de los partidos políticos dominicanos que concurren en las elecciones presidenciales siempre propugnan en sus programas de gobierno diversas reformas constitucionales para modernizar el Estado, estrategia obligatoria que no escapa nunca con tal de alcanzar la felicidad soñada.

La modernización en República Dominicana no ha estado tan directamente relacionada con la emigración de los dominicanos. No ha estado "i m p a c t a d a", aunque si influida decisivamente

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