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Por Namphi Rodríguez
El candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas Maldonado, ha optado por rehusar el debate público y prefiere escudarse en actores extrapartido, “opinantes profesionales” y grupos sindicales como plataforma de campaña.
Desde hace un par de semanas se había rumoreado que existe un plan orquestado en el comando de campaña de Vargas Maldonado para crear un estado de desánimo y decepción desde Santo Domingo que se extienda al interior del país y así dar una impresión de que se está ante una indefensión general causada por un gobierno de ineptos.
La primera acción que se tomó fue aquel documento de un grupo de ex generales y ex oficiales de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas criticando el Plan de Seguridad Ciudadana.
Pero, el descrédito de los voceros escogidos era tan evidente que la repercusión de la declaración fue algo menos que efímera.
El segundo objetivo, y el de mayor capital político, han sido los servicios públicos, que siempre será un tema controversial por los desequilibrios estructurales que existen en la sociedad dominicana. Para ello se convocó la huelga, a la que Vargas Maldonado no tuvo reparos en apoyar públicamente.
Mientras se echa a andar ese plan y se mantiene un estado de agitación desde algunos programas de radio y televisión, se lanza una nueva campaña del candidato del PRD prometiendo empleos.
Estructuralmente de lo que se trata es de desacreditar al Gobierno, y consecuentemente al presidente Leonel Fernández, mientras a través de la publicidad comercial se proyecta una imagen “prístina” y eficaz de Vargas Maldonado.
Sólo que está por verse si hay una relación directa entre el pretendido descrédito del gobierno y el crecimiento de la candidatura de Vargas Maldonado.
Para los ideólogos extranjeros del plan hay una relación proporcional. Sin embargo, no se puede perder de vista que el “cosmetismo” de la campaña de Vargas Maldonado no contiene ideas ni soluciones a los problemas que trata de evidenciar con su mano izquierda.
Hay una gran oquedad en su campaña y la población no percibe con claridad cuáles son las soluciones que propone a los problemas que le acogotan.
La diferencia entre su lacónica retórica y la del presidente Fernández es que mientras él sólo advierte el desplome de las maquiladoras extranjeras, Leonel habla de la necesidad de promover un modelo de zonas francas de alta tecnología como solución al problema.
En Miguel Vargas todo se limita al “MVP”, al bonachón, a Miguelito, al hombre rico, al buen amigo, a los spots bonitos de televisión, a las poltronas de lujo en las oficinas de campaña, etc, etc.
Entonces ¿cuánto tiempo le durará esa estrategia ? ¿Cuál será el fruto que cosechará? ¿Cuáles son sus ideas sobre los problemas nacionales? ¿Hasta cuándo seguirá ocultándose en terceros para que asuman sus posiciones?
No es conveniente para la opinión pública que no se debatan los temas nacionales, que nos mantengamos en un juego de azar político al margen de los verdaderos problemas y soluciones.
Alguien que aspira a dirigir un país tiene que asumir con responsabilidad pública sus posiciones, acertar o equivocarse, pero exponer las ideas que tiene sobre el país.
Namphi Rodríguez es periodista y abogado
miércoles, julio 11, 2007
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