NUEVA YORK.-La administración Bush abusó tanto del terrorismo, que ya le perdimos el miedo. Por eso los cosméticos del “nescesser” tumbando aviones no asustaron a nadie. De tanto gritar “viene el lobo,” mataron el miedo. Porque no hay pánico que dure cinco años, ni pueblo que lo resista. El gobierno ha inventado historias de horror tan estúpidas como idiotas.
Un candidato muerto le ganó las elecciones senatoriales a John Ashcroft en Missouri, y Bush lo consoló designándolo Procurador General. Él convocó a una tele-conferencia de prensa desde Moscú, anunciando el arresto de un tipo “peligrosísimo,” José Padilla, el  “talibán boricua.” Aún tratan de soltarlo sin hacer el ridículo.
El actual procurador, Alberto González, recién anunció un arresto antológico: indocumentados haitianos que tumbarían la torre Sears. Ellos “sólo” necesitaban dinero, explosivos, llegar a Chicago, contactar terroristas de verdad; ¡ah! y comprar botas, porque estaban descalzos.
¡Aquí ni a las bodegas se puede entrar descalzo!
En respuesta, los comediantes profesionales cada noche se burlan del terrorismo y el miedo en la TV nacional. Sus chistes no le hacen gracia a Bush, al contrario, lo asustan, porque él no sabe gobernar sin asustar; ahora necesita nuevos miedos.
Con urgencia.
Ahí viene el aniversario del 9/11, después las elecciones de noviembre. Y los republicanos temen perder el control congresional, que sería perder el gobierno y las elecciones presidenciales del 2008.
Franklin Delano Roosevelt advertía que solo debíamos tenerle miedo al miedo; nosotros superamos ese temor, pero la Administración Bush está asustada.
Y eso es en extremo peligroso.
Poder, inseguridad, miedo y desesperación, forman una espeluznante combinación. A ellos les aterra que nosotros no estemos asustados, y a mí me da escalofríos saber que ellos están aterrados. Aquí, como en aquel cuadro onírico de Ivan Tovar, “cada cual tiene su propio miedo”. | 
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