NUEVA YORK.- Para nadie es un secreto que el Presidente Hugo Chávez es un político brillante y sagaz. Por eso su comportamiento en la 61ra. Asamblea General de las Naciones Unidas resulta extraño.
Entender los efectos de los pronunciamientos debe ser fácil para los dominicanos. Basta recordar que a finales del otoño pasado, cuando el Presidente Fernández se fue a Haití, tenía la popularidad por el suelo.
Las piedras y desórdenes que lo recibieron, amenazando su seguridad, hicieron que todos los dominicanos, de todas las banderías políticas, lo apoyaran. Cuando extranjeros intentan agredirlo, nos amenazan a todos, Fernández es “nuestro presidente” y debemos defenderlo.
Chávez lanza agresiones verbales contra el Presidente Bush, provocando exactamente el mismo efecto que las piedras haitianas tuvieron para Fernández. Y esto se produce en medio de una campaña electoral donde los republicanos temen perder el control congresional.
Legisladores demócratas que siempre antagonizan a Bush y sus políticas, como el neoyorquino Charles Rangel, salieron defendiéndolo. Chávez no tiene derecho a venir a “mi distrito y hablar así de mi presidente” dijo, y varios líderes congresionales demócratas también defendieron a Bush. Hasta Bill Clinton salió a defenderlo.
Y el presidente venezolano fue poco creativo, no trajo nada nuevo al debate, a no ser el olor a azufre. Porque Bush puso al “diablo” en el debate político internacional cuando acusó a Irán, Irak y Corea del Norte de formar un “Eje Diabólico.”
Chávez no es ningún estúpido, no puede alegar que “se equivocó” o “no sabía” los efectos que tendrían sus pronunciamientos. La nueva estrella de “mi disidencia latinoamericana,” no tiene derecho a venir a “mi ciudad,” a darle circo a unos cuantos, petróleo barato a los pobres y mucho apoyo político a Bush. Ante este tipo de actitud, uno no puede evitar preguntarse: ¿qué busca Chávez? |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario