domingo, febrero 15, 2009

Lo de Zimbabue, parte el alma


Robert Gabriel Mugabe
Elsa Peña Nadal

“El próximo 21 de Febrero, ningún representante diplomático que se respete, debería estar ocupando un asiento ante un banquete que habrá de ser montado en medio de un pueblo moribundo, que ya pagó las cuentas pero que no aparece en las listas de invitados.”

Santo Domingo. (Atanay.Com).-Con la más alta hiperinflación del planeta, de un 231,000.000 %; el desempleo en un 94%; y una devaluación que acaba de restarle 12 ceros al dólar zimbabuense; pareciera que a ese hermano país sudamericano no le podría ya pasar nada peor.

Sin embargo, la de Zimbabue, en África del Sur, ha sido considerada “una de las diez crisis humanitarias más desatendidas del mundo”, a juicio de “Médicos sin Fronteras”. Y es que la crisis, que viene de muy atrás, se está cobrando un altísimo costo en vidas humanas, muy especialmente de niños menores de cinco años, situación que ha llegado a los titulares de los principales diarios europeos y llamado la atención de personalidades y organismos internacionales.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, a través de Carol Bellamy, corrobora este juicio cuando expresa que ese país ha quedado desamparado en las prioridades de la asistencia internacional, al tiempo que señala que “el mundo debe diferenciar entre la política y las necesidades de la gente de Zimbabue”, pues “aunque los países donantes no están contentos con el régimen”, debe buscarse una solución a la gravísima situación porque atraviesa este país sudafricano.

Zimbabue, azotada actualmente por la peor epidemia de cólera “nunca antes registrada” que ha cobrado la vida de 3, 000 personas y dejado a 60 mil infectadas; padece también grandes brotes de Malaria y las más altas cifras de mortandad a causa del Sida, según reportes de organismos especializados de la ONU, tal como informan los diarios “El País” y “The Times”, de España y Gran Bretaña, respectivamente.

Hace una década, en la República de Zimbabue -que al 2008 tenía una población de 11, millones 350 mil habitantes- la esperanza de vida era de apenas 61 años; hoy es de solo 38 años. En el 1990, según estadísticas de organismos especializados de la ONU, a causa del Sida, uno de cada 12 niños moría antes de llegar a los cinco años; hoy se muere uno, de cada ocho.

Pero los adultos también caen diezmados por el flagelo del Sida, enfermedad que ha dejado un millón de huérfanos, cifra a la que se le agregarán este año unos 160 mil huérfanos más. Esto así, porque cada hora mueren 20 personas de Sida en Zimbabwe, de todas las edades; pero el UNICEF aclara que cada quince minutos se muere un niño por esta misma enfermedad.

Tomemos un respiro y veamos quién gobierna en Zimbabue; con 391.109 kilómetros cuadrados de territorio, donde se hablan lenguas tribales y el inglés, ya que estuvo bajo el dominio del Reino Unido, hasta su independencia en 1980.

Robert Gabriel Mugabe, perteneciente a la etnia Shona, hijo de un ebanista y educado en la Escuela Misionera que los Jesuitas tenían en Kutama, durante la entonces colonia británica de Rodesia del Sur, se hizo profesor a los 17 años, y se dedicó al magisterio por varios años. Fue secretario general de la Unión Nacional Africana de Zimbabue, opositora del gobierno de la minoría blanca; vivió en el exilio y al regresar fue apresado.

En prisión desde 1964 hasta 1974, estudió por correspondencia en la Universidad de Londres y se licenció en Derecho. Al salir fundó su partido y creó un frente patriótico junto a otras organizaciones que luchaban en contra del gobierno de Iam Smith, jefe de la supremacía blanca que había declarado, unilateralmente, la independencia del Reino Unido

Mugabe, que contaba con el apoyo de Estados Unidos y Europa Occidental, fue electo Primer Ministro por abrumadora mayoría, en las primeras elecciones independientes realizadas en 1980; y Presidente, siete años más tarde, con la introducción del sistema presidencialista.

A partir de ahí, se reeligió consecutivamente, hasta hoy que a sus 85 años de edad, cuenta con 28 años, ininterrumpidos, al frente del gobierno de un país que se le cae a pedazos. Este antiguo héroe de la lucha por la liberación de Rodesia del Sur, ya no concita las antiguas simpatías y está avergonzando a sus viejos compañeros.

El millonario menú de la celebración del cumpleaños de Mugabe, a realizarse próximamente, ha sido motivo de escándalo en la comunidad internacional, pues de acuerdo al The Times, “esto ocurre mientras 7 millones de zimbabuenses necesitan ayuda urgente para que puedan sobrevivir al hambre, según cifras de las Naciones Unidas (ONU).”

Esa fiesta, exclusiva para la gente en el poder, familiares e invitados especiales, tiene una cuenta abierta bajo el nombre constituido por la fecha de nacimiento de Mugabe, donde algunos comensales podrán depositar una contribución, de unos 45 a 55 mil dólares norteamericanos, suma al parecer razonable para los privilegiados funcionarios gubernamentales.

La fiesta del año pasado, reporta The Times, citado a su vez por El País, costó al pueblo de Zimbabue, la cifra de 1,2 millones de dólares. Dos años atrás, esa misma celebración contó con 20 mil invitados especiales que se dieron cita en el estadio de fútbol de la ciudad de Gwen, con enormes tortas de cumpleaños repartidas por todo el campo de juego e igual derroche y opulencia.

El menú, que de acuerdo al citado diario londinense, ha sido considerado “obsceno” por un diplomático occidental, consta de 2, 000 botellas de champaña Moët & Chandon y 61 Bollinger; 8 mil langostas; 100 kilos de gambas y 4,000 porciones de caviar. Asimismo, 3,000 patos, 16 mil huevos, 3 mil tartas de chocolate y vainilla; 8,000 cajas de bombones Ferrero Rocher, entre otras delicadezas.

Cabría preguntarse, qué estarían en capacidad de hacer los 192 estados que integran y subvencionan económicamente a la mayor organización internacional del planeta, denominada “Organización de las Naciones Unidas,” (ONU), para detener esta silenciosa, implacable y criminal situación que está diezmando, minuto a minuto, a cientos de miles de seres humanos, en un país miembro de esta organización desde 1980.

Porque nos queda claro que estos gobiernos tienen en su poder los reportes de las decenas de organismos que integran a la ONU, y que trabajan en igual número de programas, con fondos especializados en todos y cada uno de los asuntos relacionados con los Derechos Humanos, que están en juego en Zimbaube.

Bernard Kouchner, Ministro de Exteriores de Francia y fundador de Médicos sin Fronteras, expresó en entrevista a El País, refiriéndose a Europa que: “Zimbabue es nuestro fracaso más absoluto”. Y agregó: “Hay que convencer a la región del Sur de África para que deje de sostener a Mugabe. Le sostienen -dijo- por una mezcla de remordimiento colonial, de antigua lucha contra el Apartheid. Yo todavía confío en convencer a los otros países africanos de que Mugabe se tiene que ir”, concluyó diciendo el jefe de la diplomacia francesa.

También reseña el diario español que Desmont Tutu, Arzobispo sudafricano y Premio Nóbel de la Paz (1984), acusa al gobierno de su país de “haber perdido la altura moral por no plantar cara al presidente de Zimbabue, traicionando así el legado de lucha de Sudáfrica, contra un sistema violento como el Apartheid.”

Y el Arzobispo se hace la pregunta que debería hacerse todo el mundo civilizado, para pasar de la contemplación a la acción: “¿Cuánto sufrimiento más hace falta para que digamos que ya hemos dado a Mugabe demasiado tiempo?”.

Por lo pronto, el próximo 21 de Febrero, ningún representante diplomático que se respete, debería estar ocupando un asiento ante un banquete que habrá de ser montado en medio de un pueblo moribundo, que ya pagó las cuentas pero que no aparece en las listas de invitados.

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elsapenanadal@hotmail.com 

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