martes, febrero 10, 2009

Al día


Escrito por: JUAN JOSÉ AYUSO

Un recuerdo de “el doctor Gatón”

Freddy Gatón Arce fue el director de “El Nacional”, parte de un grupo de fundadores que, en el plano ejecutivo, incluyó a Radhamés Gómez Pepín, Francisco Alvarez Castellanos, el propietario Rafael Molina Morillo y quien escribe.

  Por giros de su temperamento y carácter, Radhamés se refería a él siempre como “el doctor Gatón”, aunque sabía tan bien como nosotros que el doctorado de Freddy no era en periodismo o comunicación sino en un derecho que no ejerció nunca.

 El 11 de setiembre de 1966, cuando se fundó el vespertino, Joaquín Balaguer contaba apenas un mes de los que serían sus primeros doce años en el poder, verdadero huracán de persecuciones, asesinatos, encarcelamientos y deportaciones de opositores, como de la corrupción generalizada como mentalidad y estilo de gobierno.

 “El Nacional” tomó una línea independiente, de investigación y denuncia, lo que en gran medida ayudó a que los otros dos medios no cayeran en la sumisión que perseguía la política neotrujillista de Balaguer.

 Pocos meses después de estar en la calle, ya Balaguer se refería a “El Nacional” como “rabiosamente opuesto” a su política. El diario no pasaba por alto, y destacaba,  las noticias de sus persecuciones, asesinatos, encarcelamientos, deportaciones y corrupción de los fondos del erario.

 Cuando unos meses después cayó asesinado en San José de Ocoa Orlando Mazara, Gatón Arce publicó un editorial antológico, por su contenido y por lo breve, que terminó con una frase del español antiguo que sin embargo caló en la conciencia social y se hizo popular: “Alto. Tenéos. Miserables”, concluía el anatema del gobierno y sus fuerzas armadas con el que el vespertino condenó el asesinato.

  Gatón Arce había valorado la oportunidad de participar en la fundación y de dirigir “El Nacional” y actuó en consecuencia. Sin que en realidad pudiera ubicársele en política más allá de lo liberal, con tintes de radicalidad en ocasiones, dijo y repitió en varias ocasiones que no permitiría que nada ni nadie le hiciera variar la línea profesional y ética que había adoptado para recorrer, decía, “mis últimos cien metros”.

 (En las carreras largas, los caballos favoritos deben acentuar, en los últimos cien metros de la competencia, la posición delantera con que arrancaron y que mantuvieron).

 Esos “últimos cien metros” de Gatón Arce no fueron interrumplidos ni por las tentaciones de la corrupción desde el gobierno neotrujillista de Balaguer ni por las amenazas de generales y otros militares ni por los “consejos” de políticos reformistas y de otra ultraderecha.

 Hasta que por otras razones dejó el periódico, muchos años después, Freddy cumplió con su palabra y dejó en sus compañeros la conclusión de que otro periodista no pudo ser el primer director y de los fundadores de “El Nacional”. 

 Cuando alguien decida estudiar el proceso de la comunicación social después del ajusticiamiento del tirano Rafael Trujillo, será imposible olvidar a Gatón Arce, sin colocarlo en el importante y trascendente lugar que correspondió a su ejercicio.

 (Freddy era poeta, el menor de los poetas mayores o el mayor de los menores pero eso es material para la crítica literaria).

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