Los dirigentes Manuel Rosales, Antonio Ledezma, Henrique Capriles Radonski, Alfonso Marquina, Ricardo Sánchez, Juan Andrés Mejías, David Smolansky entre otros, reiteraron la importancia de salir a votar por el NO.
POLITICA AL DIA :
Julio Mariñez.-
En un excelente trabajo, el periodista Joaquim Ibarz del diario La Vanguardia de Barcelona, España, hace una radiografía de los 10 años de gobierno del presidente Hugo Chávez en Venezuela. Inicia el artículo con el siguiente párrafo: “Hace diez años, millones de venezolanos se dejaron seducir por el verbo cuartelero de un militar sin más experiencia política que un fracasado golpe de Estado. Los electores castigaron en las urnas al bipartidismo y echaron al basurero de la historia los 40 años de la IV República surgida en 1958 del Pacto de Punto Fijo. Muchos no tardarían en darse cuenta de tal desatino. Una década después, el presidente Hugo Chávez ha sustituido sus promesas de cambio social por un proyecto autocrático para perpetuarse en el poder.”
La pregunta que cualquiera se hace es como los partidos políticos que dominaban la escena venezolana, Acción Democrática y el Socialcristiano COPEI, perdieron credibilidad ante el electorado. De seguro que cualquier investigador social encontrará muchas causas, pero entre ellas hay una que seguro no falla: la reelección.
Los venezolanos han sido constantes en rechazar la reelección. Cuando se la han impuesto, el país se ha sumido en graves problemas. En 1961, tras el derrocamiento de la dictadura militar de Pérez Jiménez (1958), sancionaron una nueva constitución en la cual establecieron una forma sui generis de reelección: el presidente podía aspirar al cargo después de dos periodos de 5 años, o sea, 10 años de espera. Los dos primeros presidentes, Rómulo Betancourt y Raúl Leoni no manifestaron deseos de acogerse al dispositivo constitucional, pero los que les sucedieron, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, al otro día de entregar el mando ya estaban en campaña para dentro de 10 años.
Por supuesto, los expresidentes se transformaron en factores de perturbación y donde primero incidieron fue en sus propios partidos. Tenían que mantener el control con presidentes que a su vez aspirarían en los próximos 10 años. Por supuesto ésta dinámica trajo consecuencias negativas a lo interno de las organizaciones, ya que se sacrificaba fortaleza en función de manejar la organización imprescindible para optar a la presidencia del país. Era una paradoja que debilitaba a los partidos que sostenían el sistema y en esa medida fueron perdiendo su facultad de intermediación con la sociedad, función que fue asumida por ONG, medios de comunicación, grupos de presión, individualidades. Los partidos se transformaron en maquinarias electorales, cuya militancia se convocaba casi exclusivamente para manejar los programas propios de las campañas eleccionarias.
Así, AD y COPEI contribuyeron decisivamente a “echar al basurero de la historia los 40 años” de democracia y perdieron la credibilidad que permitió el “desatino” de darle paso a un proyecto personalista cuyo único aval era haber intentado un golpe de estado a la constitución.
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