jueves, septiembre 02, 2010

Desde Mi Ventana Óptica/Creando monstruos en la sociedad

Por Alejandro Almánzar

El pasado, para el presente y el futuro es el mejor marco de referencia de los pueblos. Con esto no queremos decir, bajo ninguna circunstancia, que debemos mantenernos anclados en el ayer, pues somos parte de la evolución y sería vivir rezagado.

Desde hace años, en nuestro país se están presentando hechos abominables en el entorno familiar, que dice mucho del concepto que tiene la comunidad internacional de los dominicanos, de gentes bondadosas y amorosas.

Los extranjeros nos describen como ciudadanos que andamos siempre con una sonrisa a flor de labio. Por eso muchos que nos visitan deciden quedarse a vivir aquí, por la hospitalidad, solidaridad y honestidad, pero crimines espantosos han empañado tan bien ganada fama.

La criminalidad se apodera de los hogares y las victimas van a hospitales o al cementerio como algo fugaz y pocos se dedican a analizar qué está pasando en el entorno familiar, qué es lo que ha cambiado la forma de vida del dominicano y por eso se presentan acontecimientos como el sucedido recientemente en La Charca, una comunidad de Santiago.

Eso determina que la familia ha ido creando monstruos que luego no pueden controlar y terminan destruidos. Jóvenes que llegan drogados o borrachos a la casa y la violencia es lo que prima allí. Viven un verdadero infierno con maridos abusadores e hijos incontrolables bajo los efectos de las drogas, que aprietan el gatillo de un arma sin importar contra quien sea.

Muchos Edwin Victoria Vargas pululan en urbanizaciones, barrios y campos del país. Las familias creen que tapando las inconductas de sus miembros les están haciendo un favor y terminan pagando las consecuencias con tanta violencia arropada.

El público se entera de lo que pasa en el seno familiar cuando corre la sangre a borbotones, donde inocentes llevan la peor parte. Allegados a este señor dicen que su conducta no surgió de la noche a la mañana, si no, que se tornaba violento cuando estaba drogado, lo que hacía con frecuencia.

Lamentablemente, nadie se dignó en denunciar sus acciones ante las autoridades para que desarmaran a esta bestia y esperaron este desenlace fatal, el asesinato de su abuela y madre de crianza, de su hijita de 13 años, las heridas a su pequeño de 7 y a su esposa.

No hace mucho que otro jovencito abrió fuego contra una vivienda en La Yagüita de Pastor, donde fulminó a tiros a otra anciana y a miembros de su familia. El caso Miguelina Llaverías es otro ejemplo típico de la monstruosidad que se desarrolla en estos hogares.

El gobierno paga mucho dinero a políticos que no trabajan y ni siquiera pueden asignarles la función de monitorear los agobiantes problemas que se presentan en los diferentes extractos de la sociedad, para evitar que estos hechos sucedan y espanten a la colectividad nacional.

lexalma0915@gmail.com

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