Por Alejandro Almánzar
Seguidores de Joaquín Balaguer, celebraron el 104 aniversario de su natalicio, exaltando bondades del hijo de Carmen Celia Ricardo y Joaquín Balaguer LespierA los dominicanos se nos atribuye ser desmemoriados, y eso explica, por qué el PRD hizo declarar a este señor, padre de la democracia dominicana.
Balaguer tuvo luces y sombras, en su paso por el poder. Esas luces las constituyen, la construcción de importantes obras, y las sombras, haber ejercido el poder con tanta saña y corrupción.
Trujillo resultó ser un niño de teta, para su discípulo de Villa Bisonó, Navarrete, quien usando como pretexto, las desavenencias que había dejado la revuelta de Abril, de 1965, gobernó el país con mano férrea.
Los jóvenes que hoy escuchan hablar de este personaje, no tienen idea del precio que pagó el pueblo, para conquistar el derecho a estudiar, reunirnos en esquinas, sindicatos, clubes deportivos y culturales o expresar ideas. Desconocen, que cargar un libro en las manos, constituía una desaparición física automática.
Recientemente leí un artículo, publicado por el periodista, Rafael Núñez, donde hace referencia de los aciagos días que vivieron millares de familias en todo el territorio nacional, como consecuencia de las barbaries que cometían grupos para-militares.
Aunque el tiempo ha pasado, las huellas de don Elito permanecen en aquellos hogares que vivieron en carne propia la envestida de ese oprobioso régimen y su Banda Colorada. Todavía resuenan nombres como el “sombrerú”, Quico 41 y otros.
No han sido borrados de las mentes de las madres que perdieron a sus hijos, de esposas que vieron desaparecer sus esposos y en fin, eso está latente. Balaguer patrocinó el odio entre dominicanos.
En los cuarteles, abundaban los carteles invitando a policías y militares a asesinar a jóvenes que consideraran comunistas, y así lo hicieron. Fue don Silvestre Antonio Guzmán Fernández, el verdadero padre de la democracia, quien puso fin a esa pesadilla de asesinatos, encarcelamientos y exilio político.
Grupos de matones fueron creados, dirigidos por antiguos calieses del régimen de Trujillo, que tuvieron como aliados a delincuentes de la izquierda, quienes terminaron siendo miembros del temido Servicio Secreto, dirigido por el tenebroso coronel policial, Moncho Henríquez.
Escuchar decir, ahí viene la Banda Colorada o mencionar el nombre de su jefe, el señor Ramón Pérez Martínez (Macorís), la gente temblaba de miedo. No menos temible fue la famosa “Cruzada del Amor”, encabezada por la hermana del mandatario, Emma Balaguer de Vallejo, que con su supuesta obra social, mantenían un espionaje contra todo el que rechazara la política criminal balaguerista.
A esta la bautizamos los muchachos de Los Mina, como “La Cruzada del Dolor”, por los jóvenes que hicieron desaparecer en nuestro sector.
Con la llegada del PRD al poder, en 1978, estos grupos se desintegraron, pero muchos quedaron ocultos en instituciones como la Policía Nacional, Fuerza Aérea Dominicana, y otros marcharon al extranjero, con quienes a veces nos tomamos un cafecito en esta urbe neoyorquina.
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