El gran legado doctrinario de la presente generación política a la posteridad podría ser resumido en dos grandes, originales y autóctonas expresiones, dignas de un parnaso, y que recogen asimismo con enorme brillantez la diversidad y riqueza de nuestro entorno y acervo partidista.
Me refiero a un “Entren to…”, que aún resuena en los oídos, y a un incoloro “E’ palante que vamos”, que a pesar de su constante repetición en anuncios y discursos oficiales nadie ha sabido descifrar qué cosa en realidad implica o significa, a juzgar por la diaria vivencia nacional.
La ausencia de contenido es espantosa en el discurso político dominicano. Incluso en los textos de la pequeña élite intelectual de la dirigencia política nacional, en el Gobierno como fuera de él, para no hablar de una oposición que en el fondo no da señales de vida, tampoco se observa con claridad alguna contribución a la doctrina o una idea original que permita re-encauzar el debate por otros derroteros.
Por lo general, el discurso político está preñado de información o se limita a hacer anuncios.
No ha habido una sola frase capaz de conmover al auditorio. Hablo de aquella con suficiente fuerza en sí misma para hacerlo poner de pie bajo los efectos de esa clase de impresión que deja consigo un relámpago con todo y trueno, y que queda grabada en la memoria por largo tiempo.
Lincoln abolió la esclavitud, pero se le recuerda también por un breve discurso en Gettysburg con menos palabras que esta columna. Churchill, De Gaulle y Kennedy legaron a la humanidad los frutos de su inteligencia en memorables libros y discursos.
Textos que pueden leerse y tienen vigencia muchos años después de su muerte.
¿A quién se le ocurriría citar una frase feliz de un discurso de un líder nacional, si es imposible encontrar en ellos algo que trascienda el momento en que se pronunciaron? Nuestra pobreza no es sólo material.
Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it
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