Por Tessie Sánchez
El pasado 16 de agosto se conmemoró el 147 aniversario de nuestra Restauración. Aquella gesta histórica que encabezada por Gregorio Luperón, trajo como consecuencia la restauración de nuestro Gobierno y autoridades, antes en manos de España tras la Anexión, patrocinada por el General Pedro Santana. 147 años después, los valores nacionalistas, la entrega hacia la Patria y ese anteponer los intereses personales ante el de la gran mayoría, que caracterizaban a Gregorio Luperón, se han ido lastimosamente perdiendo en el tiempo.
Es increíble el abandono evidente en el que muchos síndicos que pedieron un nuevo período, dejaron sus provincias y municipios, pues total, para qué seguir en eso y si ya se iban, y por otro lado, la falta de conciencia de los que repiten, porque total, ya ganaron.
El lunes 16 de agosto nuestras autoridades congresuales, quienes fueron los grandes protagonistas del día, se debatían unos y otros en temas como el aumento salarial de los senadores, protestas con lazos negros de los perredeístas en señal de luto por las supuestas posiciones congresuales y municipales que les fueron “arrebatadas” en la pasada contienda electoral, entre otros.
Es la primera vez desde el 1974, que el PRD no tiene representación en el Senado, y esto amen de las irregularidades que si existieron, deja mucho que desear de las actuales autoridades del partido blanco.
El partido de gobierno tiene una cómoda, arrolladora y peligrosa mayoría en ambas cámaras legislativas, lo cual representa una situación altamente preocupante siempre y cuando dicha supremacía, sea manejada para avasallar, abusar, alardear y atropellar una democracia, que cada vez va resultando mas burlada.
La carrera de endeudamiento extremo, avalada por la aprobación desmesurada de préstamos internacionales, que ronda los 17 mil millones de dólares, amenaza con estallar el límite de nuestra capacidad de pago como país.
Empréstitos muchos de los cuales, son utilizados para fines muy disímiles a las motivaciones de su aprobación. Pero hasta para eso somos “magos” los dominicanos, para “justificar” lo injustificable.
Si el actual Congreso (el cual como si fuera poco tiene vigencia de 6 años) aplica la ley del jugador de casino que al tener fichas en lugar de efectivo en las manos, las mueve, las apuestas y las coloca sin ningún miramiento, tendremos entonces dos opciones. 1 Que al final del “juego” para honrar, su capacidad de pago sea menor a los compromisos contraídos y 2. Que tras varios golpes de suerte salga ganando, pero como buen jugador empedernido regresa una y otra vez, olvidando el dicho de que “La casa pierde y se ríe”, pues luego le dan, como dicen muchos “en la madre”.
Peligro sería que nuestra ya “archimodificada” Carta Magna (la misma hoja de papel a la que se refería Balaguer), vuelva a sufrir cambios para favorecer no solo al partido del PLD y los que buscan la reelección presidencial, sino atendiendo a los intereses personales de cada uno de los legisladores, los cuales, la gran mayoría incluso de los que participaron en la reciente reforma, ni conocen a fondo la Constitución vigente.
Peligroso es pensar que esa supremacía “legisle” dirigida desde palacio, a través de los teléfonos inteligentes o BlackBerry, pues tal y como van las cosas, un “bb chat” será suficiente para aprobar los proyectos de leyes.
Hago un llamado a la conciencia de nuestros legisladores todos, a que ocupen sus cargos con dignidad, humildad, decoro y no distantes a los verdaderos intereses de ésta ya tan golpeada nación.
Que se legisle a favor del respeto primero a nuestra Carta Magna, a favor del respeto a los derechos ciudadanos, por la mejoría obligatoria de nuestro flaco sistema de educación y nuestro más deficiente aun sistema sanitario y de salud.
Que se legisle toda vez más por la transparencia en el manejo de los recursos de nuestro Estado. Que alcen sus voces a favor o en contra de las directrices de sus partidos, siempre y cuando sea para hacer prevalecer los intereses más convenientes al país.
Que pena que nuestra Restauración, vea llegar un aniversario más, envuelto en un panorama tan equidistante de su motivación y de los ideales y valores de sus gestores.
Cuanta falta hace Gregorio Luperón y peor aún cuantos aspirantes a “Lilís” disfrazados de defensores y representantes de la democracia, tenemos en nuestro patio político.
Mi Quisqueya es digna de mejor suerte!
Bendiciones abundantes y hasta una próxima entrega
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