En estos días y noches ha estado circulando a trabes del Internet, un dime y direte entre el Dr. Jorge Piña y la periodista Miriam Ventura.
Me angustia este tipo de conducta entre dos profesionales dominicanos egresados de la Magna Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Si los egresados de universidades nos comportamos así, ¿que podemos esperar de los que ni siquiera se han podido alfabetizar?
Yo llamo a la reflexión a estos dos profesionales que están transitando los magros caminos del odio, de la intransigencia, de la intolerancia y amargura.
No es justo, que ustedes dos se dediquen a dañar el ambiente de convivencia que deber reinar entre todos los seres humanos y más entre nosotros emigrantes pertenecientes a una misma etnia y dizque lideres comunales y trabajadores de la cultura.
No es justo que encuentre en mi pantalla cada vez que la abro, los dimes y diretes de dos equivocados, que con sus diatribas avergüenzan. Me ruborizo, cuando leo (y ya no los leeré más) esas andanadas cargadas de odio e irrespeto, hacia ellos mismo.
Ustedes dos con ese agrio intercambio epistolar, no están aportando nada positivo, ni a ustedes ni a la comunidad.
Los llamo a la reflexión. Ninguno de los dos tiene razón en lo que están haciendo, entendiendo que si alguno la tuviera, al exponerle de modo tan brutal, automáticamente quedaría descalificado para ganar créditos para su razón.
El uno es caballero doctorado, la otra una dama licenciada. Por Dios hagamos honor a eso títulos académicos y nobiliarios. Lo contrario es insensatez y estupidez.
Los quiero a ambos. Son mis compatriotas. Dos inteligencias que estérilmente se están desgastando. No puedo tomar partido por ninguno de los dos, porque aunque alguno ellos tuviera la razón, ello no es razón para dirimir sus razones, esgrimiendo sus lenguas de la peor manera, como la plebe.
Nos quejamos de las guerras, no oponemos a ellas... escribimos contra ellas, pero... ¿acaso esta manera de convivencia no es una guerra?
Jorge Piña... Miriam Ventura... ustedes dos lo están haciendo muy mal. Nada positivo están aportando. Nos están trayendo amarguras.
! Por Dios reflexionen! nunca es tarde ¡Dejen esos resentimientos. Denle oportunidad a que el amor que engrandece, penetre sus corazones.
Un día no muy lejano, todos vamos a dejar de existir en esta tierra. Es un destino común a todos, y por el mismo camino... la vida. Transitemos pues, ese camino, con armonía y con la seguridad, que al igual que las gotas de agua, volveremos a encontrarnos todos juntos en el océano universal que hará de todos nosotros, una sola y única familia. Comencemos pues desde ahora, a formar esa familia.
Con amor: Miguel Espaillat
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