Desde Mi Ventana Optica
Por Alejandro Almánzar
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El Autor es periodista, miembro del CDP-NY
Todo hombre o mujer, sabe e intuye de la presencia de algo sobre natural que creó al mundo y sus especies, sin importar cómo lo percibamos, todos pensamos en Dios, aunque lo llamemos de disímiles maneras, coincidimos en su existencia, incluso aquellos que dicen llamarse ateos o sin Dios.
Quizás inspirado en eso, Karl Marx dijo: “si es Dios, la creación del hombre y no el hombre, la creación de Dios, entonces ha sido la mejor invención del hombre”, si algo nos hace vivir, eso es Dios, mas que el alimento mismo, él nos da fuerza y fe, para vencer las adversidades que en su nombre nos imponen, de no ser por su voluntad, fuéramos cuerpos andantes, vacíos de ideas, amor, creencias, sentimientos e inteligencia.
En síntesis, creemos está aclarado, de que la existencia del creador no esta puesta en duda por ningún viviente, sin tomar en cuenta que esa creencia haya sido usada para el sacrilegio, por quienes dicen servirle en la tierra. Así iniciamos una serie de trabajos, sobre La Vida Sexual del Clero, escrita por Pepe Rodríguez, licenciado en Ciencias de la Información, docente académico y doctor en psicología.
Con el presente trabajo no hacemos más que cumplir con la misión encomendada por Dios, de educar y defender el derecho de los que no tienen voz, a lo que nunca renunciaremos, bajo ninguna circunstancia, esta es nuestra cruz y la cargaremos, para que en el nombre de ningún falso Dios, se violen sus sagrados derechos heredados con el nacimiento.
Es indignante, que el derecho de sacerdotes sea violado por la jerarquía eclesiástica, es repulsivo que a las monjitas también, inadmisible que una institución use su poder para humillar y denigrar a la mujer, degradante que el confesionario sea tomado para seducir a incautas e incautos, y hacer presa su conciencia, la cual emana de lo divino.
Es aborrecible que los templos erigidos para alabar a Dios, sean tomados para prostituir a la humanidad, incluyendo aquellos con problemas mentales, que centros de reclutamientos de futuros curas, sean usados para promover la degeneración sexual, inculcando ideas que conducen a la homosexualidad y abominación del ser mas maravilloso que creó Dios, del que venimos todos, la mujer. Que mientras se hable del amor al prójimo, se infunda el aborrecimiento y desprecio por los humanos.
Es destemplado, que los clérigos embaracen a las hijas de María, le peguen cinco muchachos y estos no puedan heredar ni el alimento que Dios manda, mucho menos el apellido de quien lo trajo al mundo, es incoherente, que mientras la iglesia condena el aborto, su jerarquía lo patrocine entre sus sacerdotes por asuntos meramente económicos, que de cara al mundo se sancione la prostitución y en el nombre de Dios se practique y fomente.
Que niñas y niños sean prostituidos por sacerdotes, matrimonios disueltos para darle rienda suelta a un sexo reprimido a nombre de una ley llamada “Celibato”, todo esto es abominable, pero mas execrable es, que se haga en el nombre del Altísimo y de su enviado, Jesús, el Cristo. Estas acciones nos llevan indefectiblemente a la conclusión, no a negar a Dios, como atinadamente sostiene el autor de dicha obra, si no, a estar bien claros, de la diferencia Dios- Iglesia.
Un monstruo puede vivir arropado mientras sea pequeño, pero al adquirir tamaño, es imposible. La jerarquía católica tiene siglos arropando ese monstruo, pero parece que ha crecido tanto, que ya la sábana no alcanza para cubrirlo en su totalidad, a menos que no se trate de una protesta de quienes desfilaron por el tribunal de la “Santa Inquisición”, juntos a las victimas de tantas crueldades, que siglos después se continúan cometiendo, en el nombre de Dios. Continuara…. Para saber más sobre el autor, de este y otros temas, visite www.pepe-rodriguez.com
alex15958@MSN.com
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