El concierto por la Paz de Juanes en Cuba fue espectacular, fabuloso, vibrante, emocionante, sensacional, histórico, delirante, pero sobretodo fue un No a la arrogancia, intolerancia, insensibilidad, y a la prepotencia .
Juanes y los artistas que participaron en tan magno evento demostraron que ciertamente el arte une a los pueblos. Que la música no tiene fronteras.
Los que se oponían a que estos artistas llevaran paz, amor y música al pueblo cubano, demostraron poca sensibilidad y mucha arrogancia. Como negarle a un pueblo oprimido la dicha de una felicidad aunque sea efímera.
Estamos seguros que mientras duró el concierto la gente olvidó el embargo, la opresión, los presos políticos, la ración de alimentos que comen a diario, los desaciertos de la revolución y los infortunios que dicen viven los cubanos a 90 millas de Miami, donde los otros, si que tienen Buena vida, lo tienen todo desde hace 50 años.
Por un momento todo fue alegría lo que contagió a más de un millón de cubanos que aclamaron por libertad y paz sin municiones, sin armamentos, solo se usaron instrumentos musicales para “exigir” un cambio a las políticas erradas y arcaicas del gobierno de ese país. Y del de los Estados Unidos con el inadecuado embargo que daña al pueblo de Martí, no a la dictadura de Fidel.
La música de Juanes y comparsa es el mejor vehiculo para despertar conciencia y admitir que los tiempos han cambiado y que lo que ayer fue fructífero para la revolución hoy es obsoleto.
Ese mensaje de amor y paz podría ser la antesala a la esperanza, a un nuevo amanecer para los cubanos.
Hasta el día de hoy, se han utilizados mil maneras para derrocar o cambiar la política de Fidel Castro sin éxito alguno, tal vez el mongo, la guitarra, el piano y otros instrumentos musicales sean más efectivos para lograr la tan “deseada” liberación.
Tanto Juanes, como Olga Tañón, Miguel Bose, Víctor Manuel, Pablo Milanés,
Silvio Rodríguez, el Grupo Van Van y otros pusieron el alma en cada una de sus interpretaciones, haciendo que igual manera los presentes y los televidentes entre mezclaran sus sentimientos.
Lo más significativo de Paz Sin Fronteras fue su pulcritud y el respeto. No se insultó a nadie. No se utilizaron palabras fueras de contexto. Solo se dejo fluir los sentimientos y el público se dejó llevar.
Es la primera vez, fuera de la visita del Santo Papa, que tantas personas acuden libremente a la plaza de la Revolución, y todos fueron con un propósito, disfrutar, divertirse y olvidar un poco la cotidianidad de sus vidas.
Como negarle la posibilidad no solo de vibrar al ritmo de la música, sino de vivir. Si de VIVIR, porque ellos vivieron cada segundo y cada minuto que duró el concierto.
En cada una de las actuaciones era evidente el derroche de alegría, tatareaban las canciones una por una. Cuando iban a tener la oportunidad de disfrutar de esos artistas? Cuando vinieran en balsas a Miami y los cantantes cubanos radicados en la ciudad del sol realizarán un espectáculo “gratis” para ellos?
Juanes hará muchos conciertos de Paz sin Fronteras por doquier, pero el de Cuba será recordado por los siglos de los siglos como el mejor espectáculo del mundo.
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